Björk ha compartido su opinión sobre el dominio del mercado de la música en streaming y ha calificado a Spotify como «probablemente lo peor que les ha pasado a los músicos».

La artista islandesa hizo estos comentarios en una entrevista con la publicación sueca Dagens Nyheter mientras promocionaba su nuevo concierto, Cornucopia, que se puede ver en Apple TV+.

Reflexionando sobre cómo la economía de la música ha hecho que las giras en directo sean esenciales para que los artistas mantengan un flujo constante de ingresos, Björk dijo: «El directo es, y siempre será, una gran parte de lo que hago. Pero tengo suerte porque ya no tengo que recaudar dinero con las giras, algo que los músicos más jóvenes se ven obligados a hacer a menudo. En ese sentido, Spotify es probablemente lo peor que les ha pasado a los músicos. La cultura del streaming ha cambiado toda una sociedad y toda una generación de artistas».

Profundizando en su afortunado lugar de no tener que hacer giras continuamente para ganar dinero, la artista compartió que actualmente estaba centrada en trabajar en nueva música. «Ahora mismo estoy más ocupada sacando todas las ideas que tengo dentro», dijo. «Me siento lejos de haber terminado, y el tiempo se acaba. ¿Y si tuviera que hacer 20 discos más? Dado mi ritmo, probablemente haga cinco como mucho antes de morir».

Björk ya se había manifestado en contra de Spotify y las plataformas de streaming musical en 2015, con motivo del lanzamiento de su álbum «Vulnicura». En aquel momento decidió no permitir que el disco se pusiera en los servicios de streaming.

«Me parece una locura», dijo en 2015. «Trabajar en algo durante dos o tres años y luego simplemente, ‘Oh, aquí está gratis’. No se trata de dinero, sino de respeto. Respeto por el oficio y la cantidad de trabajo que pones en ello».

Recientemente, Spotify ha sido objeto de duras críticas tras conocerse que el gigante del streaming donó 150.000 dólares a la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La plataforma anunció recientemente un aumento de sus ingresos hasta los 4.000 millones de dólares tras un año dominado por las noticias de despidos, tácticas para minimizar los derechos de autor y acusaciones de llenar las listas de reproducción con canciones creadas por «artistas fantasma».